Estas navidades, el mejor regalo eres tú.

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domingo, 23 de septiembre de 2012

Formar parte de una derrota que no te importaría sufrir de nuevo.

En el momento en el que te fuiste comprendí que las sonrisas no deben pertenecer a otra persona, que la vida no se regala como los regalos, y mucho menos que debemos dejar parte de nuestros momentos a un lado por darlo todo sin recibir nada. Y es que comprendí que la moda en el siglo XXI es ir y venir cuantas veces uno quiera. Lastimar en un periodo de tiempo en el que el amor es un juego, un juego compartido. No hay reglas y si las hay, todos se las saltan. No hay fichas y si las hay, aparecen y desaparecen con una rapidez inmediata. Tampoco hay tiempo, todo dura lo que las fichas decidan y si todo es cuestión de una noche, dura una noche, no más.
Siempre existe el corazón que queda abandonado en medio de la partida. Se enamoró, lo dio todo y solo recibió pisoteadas de pasos más gigantes que él. Y entonces solo te queda el recuerdo de una bonita derrota. No hay más, besos sin corazón, abrazos sin alma, palabras sin conciencia, y todo en un bonito tiempo de juego. Un juego a el que no te importaría jugar de nuevo, una y mil veces. Volver a sentir sus labios,  sonreír al mismo tiempo que te agarra la mano y te propone un viaje al infinito que comienza pero que nunca llega a su destino final. Y todo queda en una patida de dos acompañado con el corazón de uno. 
Metido en mis pensamientos, llaman a la puerta. Abro y comienzo el mismo juego que abandoné. Y puede que esta vez lo abandone de nuevo, pero en el tiempo que dure amaré más que nunca. Y lo he echo un millón de veces, pero no me importaría hacerlo un millón de veces más.
                                    ***
Bloggers, lo sé, he tardado mucho pero es han llegado las clases y ahora tengo unos días de descanso. Os dejo un texto que no termina de convencer pero no tengo nada más. Volveré pronto, si puedo.

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