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domingo, 15 de julio de 2012

Quiero que mi realidad sea la infinita irrealidad de millones de historias.

Caminaré en secreto y me acompañará el silencio puro de un lugar nuevo. Caminaré despacio, lentamente para no perder la noción de dónde, cómo y cuándo piso. Y por pedir, soñar y desear, también quiero que todo esté oscuro. No quiero sentir nada. Las emociones quedarán en un lugar lejano de cuyo nombre no preciso a acordarme. El amor se mezclará con el odio y éste mismo con la dulzura, pero a mí eso ya no me importa, es como escuchar otra historia. La mía ya se ha olvidado. Fue como un cuento antiguo, sí, esos que cuentan las abuelas a sus nietos cuyas mentes soñadoras dejan de lado prefiriendo escuchar historias de galaxias, batallas con pistolas de rayos, o tal vez la leyenda de un hombre que hizo lo imposible por su amor, ese que después de tantas caídas consiguió lo que quería, el beso más apasionado. Pues yo también hice lo imposible, batallé y me herí demasiadas veces, tantas que ya no recuerdo el número exacto. La diferencia está en el resultado, él todo, yo nada. Entonces caigo en la cuenta de que él gana. Claro, él es feliz, vivirá eternamente en una puta vida irreal que todos creen fantástica. Yo, sin embargo, vivo en un caos de profundas dimensiones, herido y sin nada. Vivo para respirar y que nadie lo oiga. Y es que ahí es cuando quiero entrar en ese mundo irreal y moldear todo a mi gusto. Ahí es cuando quiero ser yo el protagonista de esas largas historias de amor y felicidad. Pero querer es poder, y yo no puedo. La realidad lo impide.
                                                                          ***
Bloggers, vuelvo y voy, y así se pasa el verano. Rápido. Hoy os dejo una entrada que hice anoche. Sé que siempre actualizo temas tristes pero es que es mi inspiración en estos momentos. ¡Oye! Él de la foto es un fantástico amigo mio. Os dejo su blog: http://littlebertho.blogspot.com.es/ ¡ES INCREÍBLE!

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